La última vez que salí de vacaciones sola, fue hace ya unos buenos años, cuando en un arranque de introspección por mi situación amorosa, se me ocurrió partir a Bahía inglesa, lo que después fue llamado el viaje del encuentro conmigo misma, porque en esa época estaba muy de moda partir a la India en esa misión. Bueno, yo no me aleje tantos kms.
Pero fue tal cual, pase una semana solo conmigo, digamos que ahí fue mas una opción personal, me iba del hotel a la playa y de la playa al hotel, me compraba unas frutas en el súper y leía y eso fue todo durante 1 semana.
Definitivamente no lo recuerdo como algo realmente digno de contar, solamente como un freakeamiento.
Bueno, ahora he partido nuevamente sola, pero claramente no a encontrarme conmigo ni con nadie (mmm, o quizás con alguien, pero a estas alturas me da igual), y hoy luego de andar recorriendo toda la mañana lugares típicos de Cartagena, almorzar sola, y ya que es sábado pensar si salía a algún lado o me quedaba en el hotel, me di cuenta que salir sola no es lo mió.
Ok, estoy feliz de estar acá, de hecho hoy en la mañana no lo podía creer, pero en algún minuto mi auto convencimiento de lo fantástico de mi liberalidad llega a un punto. Sobre todo hoy que es sábado en la noche y que recibí “consejos” de que DEBIA salir, bueno, salí. Claro que partí sobre todo alentada porque revise los mails de mi “agente de viajes” que me decía que no tenia que partir a chuchunco donde yo pretendía, si no que aquí al lado la cosa estaba bien. Pues estuvo bien, pero fue casi para que “después no me digan que no hice nada”.
La cosa es que creo que retomare mi rumbo tal vez un poco más fome, pero más mío. Mañana y los días que siguen haré mis planes, tal vez clásicos y para algunos no aventureros, pero finalmente lo que hace que me sienta más cómoda. Mi vida NO es sex and the city ni yo soy Carrie Bradshow, por más que a veces quisiera, para salir por ahí sola sintiéndome regio de hacerlo. NO, yo soy en esencia desconfiada, ni en Santiago salgo sola, y jamás se me ocurriría ponerme a hablar con alguien que no conozco porque definitivamente no soy así. Mi timidez, cosa difícil de creer para muchos, existe y no es poca, y aunque hoy después de tomarme mi mojito en la barra escuchando a un grupo en vivo de música absolutamente caribeña, salí con cara de “misión cumplida”, comprendí que las vacaciones son mías y que no estoy aquí para darle gustos a nadie mas que no sea yo.
He dicho!